Grabamos al sexteto del Cholo Mamone!!!Pascual Mamone en bandoneón,Nicolas Ledesma Piano ,Pablo Arroyo Contrabajo,Gabriel Rivas - Violin 1,Washington Williman Violin 2, Pablo Gonzalez Cello,Maria Viviana y Reinaldo Martin - Voz.
Este eximio bandoneonista es, sin duda, uno de los grandes arregladores de nuestra música porteña, requerido por maestros de la talla de Osvaldo Pugliese y Alfredo Gobbi, supo ganarse un singular prestigio en el difícil arte de embellecer la melodía.
Es uno de los músicos que pueden contar gran parte de la historia del tango argentino. Es "Académico de honor" de la Academia Nacional del Tango y "Gloria del Tango" en la Academia Porteña del Lunfardo. Fue orquestador de Pugliese, Basso y Gobbi. Actualmente y desde hace más de ocho años dirige la orquesta municipal de Tango de la localidad de San Martín, su propia orquesta y acompaña a diferentes cantantes de la escena porteña.
Siempre respetando la esencia de cada pieza, tal cual fuera ideada por el compositor, Mamone hace sus arreglos y orquestaciones con equilibrio y detallada dedicación, teniendo especialmente presente el estilo de la orquesta comitente y las características del cantor.
Alguna vez nos contó que era un niño cuando se enamoró del tango y del bandoneón y que sus primeros estudios fueron en una academia de su vecindario donde aprendió teoría y solfeo.
En 1936, con más voluntad que conocimiento, participó en la orquesta de José Otero, una formación menor que tocaba en los barrios. Pero, tres años más tarde, logra vincularse con su ídolo, Pedro Maffia, quien accede a enseñarle y a perfeccionarlo. Su notable crecimiento con el instrumento entusiasmó a su maestro quien, en 1942, lo invitó a integrar su orquesta.
Ya en 1944, y desvinculado de Maffia, comienza su carrera de arreglador destacándose sus trabajos para Pugliese, -desde 1949 y por durante quince años-; para Roberto Caló, donde también, en alguna oportunidad, formó la fila de bandoneones; para Alfredo Gobbi, José Basso, Enrique Francini y Pedro Laurenz, entre otros, en la década del '50.
También actuó y orquestó en la orquesta de Florindo Sassone, a fines de los '40 y, un poco después, en la de Joaquín Do Reyes, para sus actuaciones en Radio El Mundo y en escenarios del interior del país.
En 1954, se sumó a la orquesta de Alberto Morán, en su doble condición de primer bandoneón y arreglador, que estaba dirigida por el pianista Armando Cupo. Diez años después se repite la fórmula con Miguel Montero, pero son años difíciles para el tango, decide no tocar más, emprende otros empleos, pero sigue arreglando para importantes músicos como Atilio Stampone y Leopoldo Federico.
La declinación del género se hizo muy notoria a partir de 1960, por esa razón los músicos buscaron expresiones alternativas, algunas más culturales que comerciales, otras, todo lo contrario. Entre las primeras se destaca el Cuarteto de Cámara del Tango, una idea del violinista Leo Lipesker, quien encargó los arreglos a Mamone. El conjunto estaba integrado por: Lipesker y Hugo Baralis (violines), Mario Lalli (viola) y José Bragato (cello). Grabaron dos longplays, el primero para la empresa Odeon, en 1961 y el otro para Microfón, en 1965. Fue un válido intento de resistencia tanguera, aunque insuficiente para paliar la transculturación producida a favor de otros géneros.
Vuelto a la actividad como músico, en 1974, dirige nuevamente la orquesta de Montero y graban un disco longplay.
Fueron muchos los cantores que requirieron sus oficios, entre ellos recordamos a: Rodolfo Lesica, Juan Carlos Cobos, Reynaldo Martín, Ricardo Pereyra, Francisco Llanos y, entre las cancionistas a: Norma Ferrer, Choly Cordero, Silvana Gregori, Patricia Lasala y María Volonté.
Los últimos años del siglo veinte, lo encuentran en plena actividad, al frente de pequeñas formaciones, acompañando y grabando con distintos vocalistas, también como director de la Orquesta Municipal del Tango de la ciudad de San Martín, Provincia de Buenos Aires.
Siempre respetando la esencia de cada pieza, tal cual fuera ideada por el compositor, Mamone hace sus arreglos y orquestaciones con equilibrio y detallada dedicación, teniendo especialmente presente el estilo de la orquesta comitente y las características del cantor.
Alguna vez nos contó que era un niño cuando se enamoró del tango y del bandoneón y que sus primeros estudios fueron en una academia de su vecindario donde aprendió teoría y solfeo.
En 1936, con más voluntad que conocimiento, participó en la orquesta de José Otero, una formación menor que tocaba en los barrios. Pero, tres años más tarde, logra vincularse con su ídolo, Pedro Maffia, quien accede a enseñarle y a perfeccionarlo. Su notable crecimiento con el instrumento entusiasmó a su maestro quien, en 1942, lo invitó a integrar su orquesta.
Ya en 1944, y desvinculado de Maffia, comienza su carrera de arreglador destacándose sus trabajos para Pugliese, -desde 1949 y por durante quince años-; para Roberto Caló, donde también, en alguna oportunidad, formó la fila de bandoneones; para Alfredo Gobbi, José Basso, Enrique Francini y Pedro Laurenz, entre otros, en la década del '50.
También actuó y orquestó en la orquesta de Florindo Sassone, a fines de los '40 y, un poco después, en la de Joaquín Do Reyes, para sus actuaciones en Radio El Mundo y en escenarios del interior del país.
En 1954, se sumó a la orquesta de Alberto Morán, en su doble condición de primer bandoneón y arreglador, que estaba dirigida por el pianista Armando Cupo. Diez años después se repite la fórmula con Miguel Montero, pero son años difíciles para el tango, decide no tocar más, emprende otros empleos, pero sigue arreglando para importantes músicos como Atilio Stampone y Leopoldo Federico.
La declinación del género se hizo muy notoria a partir de 1960, por esa razón los músicos buscaron expresiones alternativas, algunas más culturales que comerciales, otras, todo lo contrario. Entre las primeras se destaca el Cuarteto de Cámara del Tango, una idea del violinista Leo Lipesker, quien encargó los arreglos a Mamone. El conjunto estaba integrado por: Lipesker y Hugo Baralis (violines), Mario Lalli (viola) y José Bragato (cello). Grabaron dos longplays, el primero para la empresa Odeon, en 1961 y el otro para Microfón, en 1965. Fue un válido intento de resistencia tanguera, aunque insuficiente para paliar la transculturación producida a favor de otros géneros.
Vuelto a la actividad como músico, en 1974, dirige nuevamente la orquesta de Montero y graban un disco longplay.
Fueron muchos los cantores que requirieron sus oficios, entre ellos recordamos a: Rodolfo Lesica, Juan Carlos Cobos, Reynaldo Martín, Ricardo Pereyra, Francisco Llanos y, entre las cancionistas a: Norma Ferrer, Choly Cordero, Silvana Gregori, Patricia Lasala y María Volonté.
Los últimos años del siglo veinte, lo encuentran en plena actividad, al frente de pequeñas formaciones, acompañando y grabando con distintos vocalistas, también como director de la Orquesta Municipal del Tango de la ciudad de San Martín, Provincia de Buenos Aires.
En su obra como compositor, sus éxitos mayores fueron, "Bailemos", un bello tango con versos de Reynaldo Yiso, gran éxito de Alberto Morán en el disco y, con el mismo autor, la milonga "Cuando era mía mi vieja", que Julio Sosa convirtiera en un verdadero suceso. Otros títulos interesantes: "Un regalo de Reyes", con letra de Yiso, "Te quiero más", con Abel Aznar, "Al latir de Buenos Aires", con Norberto Rizzi, "Noche de duendes", "Hay lugar" y "Platea", con Haidé Daibán y los instrumentales "Negroide", "Con lirismo", "Vislumbrando" y en colaboración con Roberto Caló, el tango "Flauteando".